martes, 29 de diciembre de 2009

2009

Se termina el año y surgen las ganas de sacar las cuentas. Me gusta llegar al final del calendario, ver que se alcanzó la última semana dibujada en estos calendarios construidos por uno mismo o apropiados de la publicidad de las industrias, y ver cómo semana a semana se fueron ganando los días, cosechando los frutos y tropezando mas levantándose.

Me llena de alegría ver que muchas de sus dificultades, temores y angustias fueron superadas por una maravillosa fortuna y bienaventura. Me han quedado pendientes ramos para marzo que esperemos venturosamente aprobar.

El año 2010 que nos invita a ser mejores. Vamos para allá.

¡Feliz Año Nuevo para todos!

lunes, 23 de noviembre de 2009


Cuando veo mi ventana, recuerdo que por ella solían asomarse por fuera mis perras Gordor y Skeletor, que tenían prohibido entrar a mi casa. Cuando mi mamá hacía sus quehaceres en la cocina, aprovechábamos con mi hermana chica de abrir la ventana y ayudarlas a trepar la pared -tarea nada fácil- para hacerlas entrar clandestinamente a la casa. Aún recuerdo la angustia de una al quedarse sola afuera, cuando su hermana ya había logrado trepar el muro. Y pensar que tuvimos que sacrificarlas al contraer esa rara enfermedad, y que sus cuerpos están en el patio. No puedo sacarme de la cabeza el último recuerdo de Skeletor, que corría nerviosa - casi como sabiendo que se acercaba su muerte-, y alcancé a hacerle un último cariño antes del pinchazo que la tumbó rápidamente.

Pasaron a engrosar la lista de mascotas fallecidas en mi hogar, junto a la familia de gerbiles en el patio de adelante. Lo que me hace pensar que la Benita, nuestra primera gata que mi papá atropelló por accidente en un funesto día de lluvia, no está enterrada acá sino en una autopista. Ahora que lo pienso, ya más grande, no entiendo por qué mi papá decidió ir a enterrar el gato a más de 20 kilómetros de la casa y no en nuestro patio. ¿Habrá sido la culpa? ¿La creencia de que el fantasma del gato nos iba a penar?

Como sea, estamos claros que la Benita no va a entrar por mi ventana. Y que mis gatos burgueses prefieren darse cabezazos con la puerta de la cocina.

Quizás Rogelio, mi futuro gato rubio, la promesa de la Navidad.

domingo, 22 de noviembre de 2009

las elecciones

Caminando como acostumbro por mi ciudad, se me hace cada vez más evidente lo sobrecargado del medio ambiente de propaganda electoral.

No me quejo de la propaganda ni del gasto en ella, pero creo que es muy pobre en su diseño. Apenas retengo 3 ó 4 candidatos de mi circunscripción o distrito (no recordar la diferencia entre ellas, Constitucional 2 se borra de mi mente), que acaso serán Squella ('el candidato de la estrella') de la Alianza, Ávila(con una sospechosa estrella verde) y Oliver (siempre al lado de la Bachelet, aunque lo recuerdo vagamente por su programa de nulo rating de Quintavisión), y sería.

Me sorprendí la otra vez al ver un cartel de Trivelli (que rápidamente desaparecieron, por lo que no he logrado sacarle foto), donde el mensaje es ''HOLA'' (lejos el mensaje más aburrido para llamar al voto), o unos carteles casi amenazantes al costado de la línea del tren entre unas casas bien sencillas al lado del Colegio Aconcagua, donde dicen ''por tu seguridad, vota Trivelli'', y sale dibujado un guardia y Trivelli, jajaja. Propaganda casi de mafioso.

Y coloco aquí un cartel de Arrate...creo que el ÚNICO cartel que he visto de este señor desde que se inició la campaña electoral, jaja. Una especie de cóndor o huemul entre tanto cartel.

Si fuera por slogan, creo que voto por Squella, me gustó su rima. (pan y circo). Además le haría compañía a mi voto-castigo piñerístico.

No sé...habrá que reflexionarlo. De verdad me habría gustado subir el cartel del señor Trivelli...ya no fue, jajaja.

Saludos.

sábado, 24 de octubre de 2009

la familia


Estudiando los regimenes matrimoniales para la prueba de Civil, fue inevitable pensar en la familia, y ver la concreción misma de las ideas de Bello de hace más de dos siglos.

Desde niño he podido advertir en mi propia familia un esquema simple y sencillo, que hoy llamaríamos el de una familia tradicional - para los más conservadores, bien constituida- en que padre y madre se casan, tienen hijos y asumen roles diversos que convergen en el mantenimiento del hogar común y la crianza de los niños.

Es así como desde muy niño he podido ver a mi padre salir rumbo al trabajo, acompañado de muchos maletines a lo largo del tiempo (unos muy simples, otros complejos con claves de 3 dígitos, y el más moderno con rueditas) en el que se pierde para mí de mis recuerdos y no vuelve acaso sino alrededor de las 7 u 8 de la tarde, premunido del mismo maletín, acaso con papeles y pruebas, saludándonos a todos y especialmente a mi madre, para luego cenar lo que los demás almorzamos.
Tengo el recuerdo que desde niño me quejé con mi padre de que lo extrañaba y detestaba que trabajara tanto, que más de una vez le pedí que renunciara a sus trabajos y que compartiera más con nosotros, de encontrarme tendido en el pasto de la casa de mis abuelos un domingo por la tarde rodeados de mis hermanos, todos llorando porque el papá se tenía que ir a la casa porque al día siguiente tenía que trabajar.

Desde pequeño recuerdo también a mi madre, que en mis recuerdos se concibe más lozana y alta , siempre pendiente de nosotros, preocupada de que estuviéramos limpios, de que hubiéramos comido, de que la Belén hubiera tomado leche (supongo que porque era muy chica) y de que las tareas estuvieran hechas.

Tengo ese recuerdo de mi madre, siempre muy bien vestida y con un olor a perfume y laca, corriendo por la casa dando instrucciones a sus cinco hijos, pendiente a su vez del ornato y aseo en una casa que se desordenaba rápidamente.
Tengo ese particular resabio de sentirme protegido, de una madre que siempre se mantenía omnisciente y omnipresente respecto de una casa donde todo caía en su inmediato cuidado. Esa es mi memoria, la de una madre entregada a su hogar y a sus niños. Preocupados de que nos laváramos las manos, de limpiarnos el poto, de estar bien vestidos y de estudiar para las pruebas y de ordenar lo que desordenáramos.

Y así con los niños, nosotros, cada uno con roles muy distintos. En mi infancia inconsciente recuerdo que la Belén (1988) y yo (1986) gozábamos de la más absoluta libertad, al punto de poder desordenar sin precaver en el posterior orden, de poder comer hasta el hastío, de ver tele hasta la hora de la comida y acaso preocuparse del estudio cuando había tarea. No así mis hermanos María Inés (1984) y Pablo (1980) quienes tenían ya deberes, ya sea de secar o guardar la loza (Tarea que se antes era divisible y que desde que nos fuimos de esa casa ya puede ser realizada por uno, pese a mi doctrina disidente). De Javier (1976) bien recuerdo que asumía el rol de padre subsidiario, en las escapadas de mis padres a algún acontecimiento, quedando al sacrosanto rol de cuidarnos a nosotros. Presencié más de una gresca entre Pablo y Javier, cuando este último se excedía en sus funciones asumiendo un rol arbitrario propio de primogénitos. La verdad es que había que tener paciencia para cuidarnos.

No fue sino hasta que yo estuviera más grande y acaso algo más consciente del mundo que fui comprendiendo que esta estructura - en mi cabeza la única - no era la única, y así descubrí en mis primos y algunos amigos una estructura un tanto diversa, donde a veces la madre asumía los roles de ambos, o donde se entremezclaban los abuelos, o a veces solo estos últimos.

Conforme sigo creciendo, descubro todavía familias con relaciones más y más complejas, unas grandiosas, otras muy disfuncionales, pque en verdad siguen asumiendo - o lo intentan las mismas funciones que aprecié desde niño en mi hogar, solo que distribuidas en personas distintos, en que a veces un hermano mayor asume el rol de cuidado mientras la madre trabaja, o en que la abuela los cuida mientras ambos trabajan, etc.

He llegado a concluir que no está bien ese carácter tan rígido y estructurado de la familia tradicional o conservadora, de esos roles tan divididos y rígidos que pretenden asegurar una familia de raíces sólidas. Ese rol tan secundario y accesorio que memorizo en Civil para la mujer del siglo XIX, más pendiente del desarrollo de los niños y del cuidado del hogar que del propio desenvolvimiento, creo que la restringe como persona. Creo que ser madre es una de las condiciones más plenas en que puede hallarse una mujer, pero no por eso la única.
Y tampoco coincido en ese carácter tan distante y funcional que asume el hombre, como un factor más presupuestario que emocional, donde acaso su rol en el cuidado del hogar puede ser solo secundario e inclusive cuestionado.

No sé, la cosa es complicada. Porque yéndose al otro extremo - y sacando a la madre de su rol histórico tradicional y posicionándola en el lugar del trabajo, junto al padre- creo que la crianza de los hijos, si no es derechamente desplazada, es al menos muy disminuida en pos del enriquecimiento. He conocido de casos de padres exitosos en que la plata abunda por un lado, pero la falta de preocupación se percibe, donde los hijos terminan volcados en vicios hasta el absurdo, ingratos de la cuna de oro en que se crian.

En mi concepción de que la familia es el núcleo de la sociedad, creo que su fundamental y radical importancia se ve cada vez más pisoteada por las necesidades de arrancar a la mujer de lo que fuera su sitial en el hogar, en búsqueda de trabajar para sostener ella -sino ayudar al marido- en el mantenimiento de la familia. Y es ese transcurrir tan desordenado y precipitado, empujado por el encarecimiento de la vida, por una cultura que denigra la condición de madre por ser sólo una madre e insta a cumplir roles que eran solo del hombre, por la irresponsabilidad de traer niños al mundo sin preparar un hogar en que recibirlos.

Nadie asegura que el tradicional hogar que Bello describe y me tengo que memorizar sea garante de una buena familia, que acaso siga un rumbo dentro de lo decente y no se aventure en la perversión y las malas costumbres. Y tampoco creo que en el futuro devenir siga siendo viable - si es que ya no lo es - que la mujer se dedique exclusivamente al hogar y no contribuya al sostén del hogar. Bien constituida sería a mi juicio entonces una familia en que se asumiera una responsable y equilibrada distribución de roles, dados los elementos presentes, donde un padre se involucrara en la crianza más directa de los hijos, donde una madre asumiera un rol productivo, siempre de la mano y apoyada por el marido, sin dejar ambos a los hijos abandonados a los vicios y a la vorágine del mundo.

Por supuesto, todo mucho ruido en una realidad en que entre dos padres asumir tales roles se hace muy difícil, y donde para una madre soltera - pilar fundamental en muchos hogares de este país - es casi imposible.

De allí mi idea, quizás demasiado conservadora, de que alguna entidad, quizás la misma Iglesia, asumiera un rol más protagónico educando a los padres a ser padres, a los hijos a ser hijos, a lograr una adecuada distribución de roles ante circunstancias bastante más disímiles ante las cuales Bello redactó el Código.

(Benjamín pensando que esta columna quizás califica para El Mercurio...o es digna del Padre Berríos...jajaja).

Saludos.

lunes, 19 de octubre de 2009

segunda mitad de octubre

Me duele la espalda!

Manteniendo el blog vigente, me estoy dando cuenta que ya estamos casi en los descuentos del segundo semestre.

Faltan pruebas todavía, falta organizarse, hay que planificarse y distribuir el tiempo que queda para lograr el tan anhelado éxito.

En esa onda, hay que ponerle pino!
vamos que se puede!

(Benja hablándose asimismo como director técnico, jajaja).

Power!!

domingo, 4 de octubre de 2009

evitando la caña


Insólito. Segunda entrada. Blog toma ribetes de verdad!


Llegando ayer a las indecentes 4 de la mañana, pensando 'mmm, parece que tomé mucho tsunami' (para el lector, esto es vino con helado de piña), era inevitable pensar en ese momento mi mayor temor: amanecer con una caña como las reverendas, que me iba a cortar o dificultar severamente el día siguiente.

Fue entonces que recordé ese sabio consejo que me dieron una vez: Si tomas copete, tómate hartos 3 ó 4 vasos de agua antes de acostarte.

Y así, me zampé unos 4 vasos largos , tomándome asqueado casi un litro de agua al seco.

y me van a creer que me funcionó! No amanecí con una caña como las reverendas.

Ahora, me concentro en intentar descubrir por qué sucede este milagroso efecto:

En el Antro descubrí este topic , donde recomiendan ciertos consejos. La verdad, yo me compro el de zaparse 4 vasos de agua al hilo. Funcionaaaa!

http://www.antronio.com/f7/trucos-evitar-resaca-y-que-de-excesiva-sed-que-provoca-274561/

lunes, 28 de septiembre de 2009

verdades sobre el tren



De mis asiduos viajes desde el interior a Valparaíso hace ya cas 4 años, he podido observar una cierta frecuencia de los recorridos y disponibilidad de asientos. Así, he concluido, tras largas reflexiones empíricamente comprobadas:

1º El último tren con asientos disponibles dirección Puerto , es el de las 7.36 AM, casi siempre en el vagón de adelante, y solo los asientos más estrechos, junto a las puertas.

2º En mi estación, la segunda puerta del último vagón siempre se abre 3 pasos después del último poste de metal , entre las 2 últimas bancas de madera. (dato muy útil, considerando que suelen haber 5 asientos disponibles, y 30 personas tratando de achuntarle a la puerta).

3º Según yo, si dejas apretado el botón antes que se encienda la luz verde hasta que se encienda , la puerta se abre antes que si lo presionas después de que se encienda la luz verde.

4º Todos los pasajeros que van de pie miran con odio al estudiante que va dormido escuchando música. Se siente casi un sentimiendo de indignación colectivo invisible cuando este abre la boca, y acaso si alcanza a esbozar un ronquido. La inmediata reacción popular es mirar buscando una señora, un anciano, una embarazada, pensando acaso que debiera estar ella sentada y no el zángano de ser humano que descansa sobre sus descansadas piernas. Surgen en sus cabezas las más totalitarias ideas, los adultos y los ya no tantos, las señoras y sus pesadas carteras, todos concentran la mirada en los ojos del adolescente indolente y dormido, esperando que abra los ojos para arrojarle una mirada de odio.
En sus resentidas miradas de pasajeros de segunda clase, con las piernas adoloridas y tomándose de cuanta manilla mal ubicada haya -siempre evitando el roce con las manos de los demás-, se evidencia la formación de las peores ideologías fascistas, que acaso haría trenes para jóvenes y viejos, o derechamente, vetaría el tren para quienes aún usamos mochilas. De allí el sabio consejo de evitarse todo ese maltrato, esos casuales golpes con bolsos y carteras o los clásicos ''pagan la mitad y van sentados''. Siempre será recomendable intentar sentarse en el lado de la ventana, donde el pasajero de pie no intenta descifrar dónde se baja el lolito y donde siempre el estudiante puede mirar al pasillo arrojando una mirada de 'estoy atrapado aquí y no le puedo dar mi asiento!'

5º El tren no se para seguido, pero de hacerlo, casi siempre es entre Quilpué y El Salto. NO SÉ POR QUÉ. Según mis avanzados conocimientos ingenieriles, yo creía que la lluvia hacía ceder la tierra, y de ahí que los rieles se enchuecaban (lo que haría a merval una montaña rusa, jajaja). Pero sigue pasando. Desconozco por qué.

6º La señal de celular se corta al entrar bajo tierra, entre Recreo y Miramar. Esto es raro. La señal se corta abruptamente al entrar al túnel de hormigón (en pleno Viña), pero se recupera a los segundos de estar ya dentro de la estación. Y también se corta en el tramo El Salto- Quilpué (antes que se entre a otro túnel, hasta el colegio Aconcagua).

7º Si uno se quedó sin plata, pero tiene que volver a la casa, pueede aventurarse (A su propio riesgo) a ingresar al tren de todas formas. (la tarjeta no te pide plata pa pasarla por el torniquete, solo a la salida), y al momento de bajarse, hay que acercarse a la ventanilla, y cargar 100 pesos (100 pesos señoressss). Ya, te los cargan, después vas al torniquete y va a sonar tiririririp, error, saldo insuficiente, boletería, algo así. Ahí te devuelves a la ventanilla y haces una mímica (20 segundos) buscando plata que sabes que no tienes en la billetera, y le explicas a la cajera (siempre muy gentiles) que no sabes qué hacer, que tu pensabas que tenías plata en la tarjeta, que vives cerca, etc etc. La cajera te explica que puede dejarte salir sin pasar la tarjeta, pero que te acerques durante el día a marcar salida (es decir, que pases la tarjeta solo por el lado de salida, para finalizar el recorrido), en que te debiera cobrar el pasaje que no pagaste. Luego llama al guardia y le pide que te abra la puertita de vidrio que suele estar al lado de la caja. Y listo.


OJO: Si no vas a 'regularizar' tu situación durante el día, suelen amenazar con que si lo haces al día siguiente, el sistema te va a cobrar pasaje completo máximo (que debe ser un puerto - limache sin descuentos en horario punta). No he podido constatar que esto pase...pero sí he logrado comprobar que eso sucede si excedes el tiempo de recorrido máximo para el tramo que pagaste. (aunque esto yo solo lo comprobé en tramo barón - barón ,sin salir de las estaciones, en 2 horas...por lo que tampoco es tan buen ejemplo.)

8º Siempre hay alguien conocido en el tren. De allí la importancia del apunte de emergencia, los audífonos, cerrar los ojos a tiempo, saber mirar de reojo, especialmente dada la extraña distribución de los asientos, que están unos ubicados frente a otros, y como somos todos desconocidos, nadie puede mirar al frente, sino solo hacia las ventanas, hacia el suelo, hacia el techo, o a la nada.

9º Tres de cada 4 niños que se suben del colegio Alemán son rubios.

10º El 100% de la gente de intercambio que se sube usa ropa marca North Face y es rubia.

11º Siempre hay alguien desubicado que sube con la pescada el sábado, sin considerar el inmediato pestilente efecto que tiene en el vagón completo.

12º Los cantantes suelen subirse y cantar en el tramo Quilpué- El Salto.

13º Está prohibido sentarse en el suelo (la tan pretendida seguridad ante eventuales accidentes), pero igual se puede, en el vagón de adelante, pegado a la puerta del chofer.

14º Cuesta 120 pesos escolar moverse dentro de la misma ciudad.

15º Casi nadie usa la estación Recreo y la estación El Salto. (ya, salvo 3 universitarios y 4 personas con casco y mochila).

16º Siempre hay un estudiante de Derecho en el tren, lo que te hace preguntar ''¡¿Cuánta gente está estudiando Derecho?!

17º Merval ideó el 'brillante' sistema alarmista de barandas para impedir que la gente cruce al otro lado de la estación, y en definitiva, haga abandono de ella, hasta que no haya ningún tren cerca. Este mecanismo puede tenerte hasta 5 minutos 'extras' de pie esperando que pase el tren en el que te viniste, el que viene en sentido contrario (POR MÁS LEJOS QUE VENGA!), y en el peor de los casos, el que venía detrás tuyo (como ya me ha pasado una vez).

18º El primer semestre está increíblemente colapsada la atención al cliente en Viña, porque todos están sacando la tarjeta del tren con descuento. Es más recomendable sacarla el segundo semestre (Si se te pierde, o no la has sacado), porque el beneficio es anual, de modo que no tendrás que volver a sacarla hasta el segundo semestre del año siguiente.

Bueno, allí algunos de los datos que me interesaba compartir, conciudadanos! Nos vemos hasta próximo aviso. Me voy a ver Dónde está Elisa?!