sábado, 9 de enero de 2010

reflexión

En mis ratos muertos frente al computador, en que nadie me habla y escucho distraído las canciones que reproduce Winamp, me vuelvo asiduo a la revisión casi sistemática y distraída de Facebook. Debo perder entre pitos y flautas, sumando y restando, unas dos horas diarias en este implacable 'hábito' que sin duda califica como mala costumbre o pérdida de tiempo. Varias veces me he preguntado por qué hago eso, si acaso mejor sería ver una película, leer un libro, juntarme con alguien, pero no, caigo idiotizado ante una página web que me informa solo lo más superficial e irrelevante de mis contactos. En verdad no puedo justificar esta costumbre mía - ya iniciada desde yo muy niño- de sentarme frente al computador a escuchar siempre las mismas canciones y visitar las mismas páginas y, ahora último, fisgonear perfiles y fotos ajenas. Que acaso en verdad después me siento solo y creo que estas páginas no son más que quimeras que envuelten y doran un individualismo cada vez más duro, de un medio que nos empuja a contactarnos solo en lo liviano, si acaso nos contactamos. De allí derivo en mi pensamiento anti sistema, en que termino saturado de las noticias (¿noticias?) que me provee la página de fondo azul y letras blancas, y opto por cerrarlo, cuando no por borrar gente con quien seguramente jamás cruzaré palabra, pero el comportamiento persiste: vuelvo a esta conducta idiotizada, que ni me entretiene ni me aburre mas me deja inerte, en un trance cuasi estúpido en que me aislo del todo y luego me quejo del aislamiento.
Muerte al Internet que nos consume , y del cual soy fiel dependiente, esclavo, lacayo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario